sábado, diciembre 18, 2004
ALLEN GINSBERG
Nació en junio de 1926 en Newark, New Jersey; su padre era
poeta y profesor; su madre Naomi Ginsberg, emigrante rusa
comunista radical y una nudista irreprimible que enloqueció al
poco de alcanzar la madurez (por lo que fue posteriormente
hospitalizada de por vida y finalmente lobotomizada).
Fue un niño tímido y complicado, marcado por los ataques
mentales de su madre y por el temprano descubrimiento de su
homosexualidad.
Se aproximó a la poesía en el instituto pero decidió labrarse
un futuro estudiando Derecho Laboral en la Universidad de
Columbia.
Allí cayó ante la irrefrenable vitalidad de un grupo de
personas como Jack Kerouac, William Burroughs o Neal
Cassady, jóvenes filósofos igualmente obsesionados con el
crimen, las drogas, el sexo y la literatura.
Ginsberg, el más joven e inocente del grupo, les ayudó a pulir
sus habilidades literarias, mientras éstos a su vez lo
espabilaban un poco.
Para evitar una condena en la prisión estatal, luego de ser
arrestado junto a otras personas a bordo de un coche robado,
se declaró mentalmente incapacitado y el juez le condenó a
permanecer ocho meses en un instituto psiquiátrico.
Nuevamente en libertad decide reiniciar su vida, se declara
heterosexual y comienza a trabajar como creativo en una
agencia de publicidad. Insatisfecho con esta vida rutinaria
hace pública su homosexualidad y cambia varias veces de
empleo.
Fue sucesivamente lavaplatos, sereno y soldador en una
metalúrgica. Luego finalmente acepta los consejos de Jack
Kerouac y se traslada a la Costa oeste.
En 1943, abandonó Paterson para ir a la Universidad de
Columbia y allí permaneció cerca de cinco años. Durante este
período, desarrolló una estrecha amistad con Jack Kerouac,
William S. Burroughs, Neal Cassady, Herbert Huncke y Lucien
Carr.
Le expulsaron de la Universidad -la Norteamérica represiva-,
comenzó a frecuenta ladrones y yonquis neoyorquinos -la
mayoría amigos de Burroughs- y se enamoró perdidamente de Neal
Cassady a quien visitaba en Denver y San Francisco, comenzando
una cinética de viajes de costa a costa que desembocarían en
"En el Camino" de Kerouac.
Allen Ginsberg fue sin duda una de las personalidades del
siglo XX, el poeta que halló el tono definitivo de la poesía
norteamericana, un poeta que dejó su marca en la literatura
contemporánea.
Es reconocido además como uno de los padres espirituales del
Flower Power y del hippismo, movimientos sociales que se
extendieron por el mundo entero. Allen Ginsberg fue la voz de
la herencia beatnik: mucho del poder del hippismo y de la
conciencia social anti-Vietnam nació de su boca. Tuvo una
participación activa en los grupos que se opusieron a la
guerra en Vietnam, se asoció al Movimiento por los Derechos
Civiles y dio su apoyo a todas las organizaciones defensoras
de la libertad de expresión.
Las minorías étnicas, sexuales y religiosas hallaron en él una
voz solidaria dispuesta a hacer del compromiso una razón de
vida. Fue arrestado en varias ocasiones por encabezar marchas
de protesta de toda índole.
Recibió premios, honores, becas, pero también fue una de las
fuentes de mayor energía imaginativa de esa comunidad de
mentes lúcidas conformada por los beats y el administrador de
lo que muchos en tono burlón bautizaron como la Empresa Allen
Ginsberg ("Allen Ginsberg Industries"), que consistía en una
oficina en Nueva York financiada por él desde la cual emitía
sus ‘mensajes’, pero que también funcionó como una bolsa de
trabajo para muchos poetas con dificultades económicas.
Su generosidad no conoció límites, en sus últimos días de
vida, mientras agonizaba, dedicó muchas horas de su escaso
tiempo para hablar con sus amigos por teléfono, y la
conversación incluyó siempre una pregunta directa: "¿Necesitas
dinero?"
En la década de los 60 su interés por la música popular lo
llevó a conocer a los Beatles y desarrollar una amistad con
ellos, particularmente con John Lennon. Compartió el escenario
con The Fugs y Jefferson Airplane, y Bob Dylan lo incluyó en
una de sus extensas giras por todo el país (Rolling Thunder
Review). Sus intervenciones en radio y televisión, siempre
controvertidas y espectaculares, lo convirtieron en una figura
pública y le permitieron extender el alcance de su poesía como
así la de otros autores.
A los 29 años, había escrito mucha poesía pero no había
publicado nada (había promovido las obras de Burroughs y
Kerouac, pero no las suyas) hasta que decidió, en un ya mítico
recital de 1955, presentar espectacularmente su poema Howl
(Aullido); ganó fama instantánea, parte por la calidad del
texto, parte por la denuncia por depravación sexual que le
pusieron -la homosexualidad era imperdonable en la época-. En
varias ocasiones el explícito contenido sexual de sus poemas
le ocasionaron censuras y polémicas de gran magnitud. A partir
de aquí se consolida como una de las figuras míticas del
movimiento beat, publicando otros trabajos importantes como
Kaddish y Sunflower Sutra.
Esa fama no le abandonaría, como a Kerouac, y la mantuvo
cuando, ya entrados los sesenta, Ginsberg se asoció al
movimiento hippie y al gurú del LSD, Timothy Leary. Para esta
época Ginsberg ya era una figura polémica e irreverente, muy
temido por los sectores más conservadores de los Estados
Unidos.
En aquellos primeros años de la década de los cincuenta,
cuando él arriba a la ciudad de San Francisco, "...el portal a
Oriente de los Estados Unidos de América…" según Rudyard
Kipling, caracterizada por Bret Harte como "…serena,
indiferente al destino… guardiana de dos continentes…", "…el
último refugio de los bohemios…" en la opinión de Karl
Shapiro, ésta era el centro de una intensísima actividad
cultural que se desarrollaba en toda la región de la bahía.
En el campo de la performance Kenneth Rexroth y Kenneth
Patchen leían sus poemas en público acompañados por músicos de
jazz.
Lawrence Ferlinghetti, quien se había instalado allí en 1950 y
que en ocasiones participaba de estas veladas en The Cellar (
El sótano), escribía en esa época sus "mensajes orales
espontáneos", textos concebidos por su autor para ser
escuchados, en los que registra definitivamente la dicción del
habla coloquial que ya nunca se ausentaría de su discurso
poético.
En 1954, en San Francisco, conoció a Peter Orlovsky e inició
con él una larga relación amorosa.
En el Centro de Poesía de la Universidad local, dirigido por
Ruth Witt-Diamant, y en cafés y galerías de arte, se
organizaban lecturas de poesía en las cuales era posible
enterarse de las últimas tendencias poéticas, o de lo que
estaban produciendo el surrealista Philip Lamantia o el casi
místico-católico William Everson.
Esta ciudad relajada y tranquila se convirtió en un
involuntario punto de reunión para varios poetas: Ginsberg,
Kerouac, Philip Whalen, James Harmon, Michael McLure, Robert
Creeley, Gary Snyder y Gregory Corso.
En la casa de Kenneth Rexroth podían intercambiar opiniones
con Lew Welch, Robert Duncan y Jack Spicer. Rexroth era un
escritor que al igual que William Carlos Williams, discutía
con los poetas más jóvenes acerca de sus teorías estéticas,
les brindaba su apoyo, y escribía generosas cartas de
recomendación. Su hogar se había convertido en uno de los
centros culturales más importantes de la ciudad.
En octubre de 1955, siguiendo la recomendación de Rexroth, el
poeta organiza una lectura de poemas en la Galería Six, una
pequeña galería de arte cercana a Embarcadero, donde exponían
su obra los artistas jóvenes de la ciudad y en ocasiones se
realizaban conciertos y lecturas de poemas.
Leerían allí su trabajo la noche del 7, McClure, Snyder,
Whalen, Lamantia y Ginsberg. Rexroth se habia ofrecido para
oficiar de maestro de ceremonias. Entre el público estaban
Ferlinghetti y Kerouac.
Esa noche, que luego sería llamada por la prensa local la del
"Renacimiento poético" de San Francisco, Ginsberg leyó un
texto sobre el cual estaba trabajando hacía algunos años y que
no tenía intención de publicar: Howl (Aullido).
Cantó sus versos, los gimió, y en la parte final de su lectura
estuvo al borde del llanto. Esta performance causó una emotiva
reacción en el público. Él comprendió entonces que liberando
su personalidad sobre el escenario podía conmover a otras
personas. La idea de crear una nueva audiencia para la poesía
ya no le pereció tan descabellada.
Con Aullido no sólo comienza un momento en la literatura
norteamericana, sino que también se inicia un nuevo estilo de
composición. Ginsberg dice que él sigue el modelo de Kerouac y
que su objetivo es calcar en la página los pensamientos de la
mente y sus sonidos. Ésta debe ser comprendida como la
"escritura de la mente".
Este procedimiento fue descrito por su maestro el venerable,
Chögyam Trumpa, como el resultado natural de su consigna:
"Primer pensamiento, el mejor pensamiento". Esta definición,
insistiría Ginsberg, siempre es paralela a la de Kerouac: "La
mente es la belleza de la forma".
Su poema seminal plantea el regreso a una tradición que muchos
poetas en su país habían desatendido: la de Whitmam,
Apollinaire, Artaud, Lorca, William Carlos Williams y
Mayacovsky. El suyo es un intento de expandir la propia
tradición insertando voces diversas, combinando los largos
versos de Whitman, el tono de ciertos poemas de Christopher
Smart (Jubilate Agno), de Percy Bysshe Shelley (Adonais, Ode
to the West Wind), las iluminaciones de Blake, con la renovada
apreciación de la naturaleza de la forma del cubismo francés y
español y la poesía onomatopéyica del entonces olvidado Kurt
Schwitters.
Aullido, según su propio autor, fue construido como una
letrina de ladrillos, parte por parte, dentro de una
estructura rítmica que se desarrolla y crece continuamente en
sí misma. Podemos agregar que el contrapunto de los sonidos en
sus tres niveles: el de las palabras en una misma línea, el de
las líneas en una misma parte y el de las partes del poema
entre sí, es fundamental para la comprensión de los
significados de este texto que podemos comparar con la figura
de un triángulo equilátero, en el sentido de que el ritmo nace
de su vértice superior y se expande hacia la base.
Un ritmo que es modelado a partir de su propio aliento, lo que
produce la liberación de la respiración de la poesía
norteamericana. Ginsberg leyó incansablemente la obra de Pound
y en particular Los Cantos, que para él se sostienen a través
del ritmo, del contrapunto logrado cuando la frase verbal
enfrenta su propio eco.
Su intento de reconstruir sobre la página los sonidos de la
mente como una forma de detener el tiempo, es indicativo de la
importancia que para él representaba este elemento
constitutivo del poema que Pound en su "Treatrise on Metric"
compara con las formas, como pueden ser "la quilla de un barco
o el motor de un automóvil", antes de declarar: "El ritmo es
una forma del tiempo". Pero quizás la influencia más grande
que podemos percibir en el autor de La caída de América y
Wichita Vortex Sutra, es la de su maestro William Carlos
Williams quién también dedicó su vida a la creación de una
lengua vernácula, vivaz y espontánea.
La escritura de los Beats emergió en una época en que la
literatura norteamericana, según Paul Hoover, estaba
caracterizada por un exceso de decoro y formalismo. Ellos
encarnaron una actitud poética antiintelectual y
antijerárquica, en la que la búsqueda de visiones y
revelaciones no está reservada sólo a aquellos que pueden
darle expresión literaria o artística, sino que debe ser
compartida por todos los que rechazan el pasado y el futuro
por igual, por todos los que se rebelan contra toda forma de
autoridad u organización social, por todos aquellos que desean
aguzar sus sentidos para enriquecer su propio diálogo con la
existencia.
Ellos no deseaban controlar la naturaleza, los eventos o a las
personas. Sabían que vivían en un mundo que se encaminaba a su
propia destrucción y que eran necesarias respuestas renovadas.
En este proceso que se sucede dentro de los extendidos y
difusos límites de lo que se llamó Movimiento Beat, toda forma
de conocimiento que permitiera ampliar las fronteras de la
percepción fue aceptada.
Los beats contemplaron al mundo de una manera diferente a
partir de sus lecturas de textos pertenecientes a la tradición
del Budismo-Zen, de su creencia en que la interacción de
distintas concepciones religiosas conformaría una nueva
conciencia espiritual, de su reconocimiento de las culturas
indígenas y de sus experiencias con alucinógenos, entre otras
cosas.
Todos aquellos que formaron parte de lo que en la actualidad
se reconoce como el Movimiento beat o la generación Beat
(denominaciones que pertenecen al mundo de la periodización
historiográfica, que podrán denotar, pero nunca connotar la
profundidad de la transformación que se opera a partir de
ellos en la mente contemporánea) cultivaron en sus discursos
distintos grados de diversidad estética, desarrollaron
poéticas reconocibles; para ellos las tendencias estéticas,
como las lenguas, no se imponen unas a otras: traducen, se
integran, colaboran, realizan préstamos, y en este contexto
recrean la significación lingüística
Lawrence Ferlinghetti explica este fenómeno de la siguiente
manera: Si has estado leyendo acerca de la interpretación de
las poéticas de los Beats (especialmente la de Ginsberg)
hallarás en ellas que los términos ‘poético’ y ‘poéticamente’
son en realidad ‘malas palabras’, deben ser evitados. Lo
concreto es lo más poético. El detalle exacto, sin bordados
adicionales. De esto trata precisamente la ética de los Beats.
Una ética que asumiera la nueva sensibilidad ante la belleza
que se estaba produciendo y que diera cuenta de ella en su
percepción poética. Las palabras de Ferlinghetti son de algún
modo la traducción actual de aquéllas de Ezra Pound: "El
objeto en su naturalidad es siempre el símbolo adecuado."
En los 70's fundo en Boulder, Colorado, junto a Anne Waldman
una escuela de poesía alternativa fuera de los ámbitos
tradicionales de enseñanza, un sitio donde los poetas pudieran
transmitir su experiencia.
La llamó "The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics", un
claro y sincero homenaje a uno de sus grandes amigos de la
juventud. El objeto de esta escuela no era sólo difundir
aquellas estéticas que no hallaban un lugar en la universidad,
sino actuar como centro de oportunidades laborales para muchos
poetas y escritores que eran marginados del circuito
académico.
Incluso a inicios de los ochenta se asoció al movimiento punk,
apareciendo junto a el grupo The Clash. Ginsberg siempre
mantuvo una apretada agenda de activismo social hasta su
muerte, el 5 de abril de 1997. Y en estos treinta años dejó
de recitar sus poesías.
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