domingo, diciembre 12, 2004

DENIS JOHNSON

Denis Johnson sufrió demasiado tiempo la engañosamente halagadora categoría de “secreto mejor guardado” de la narrativa contemporánea norteamericana. Sus primeras colecciones de poemas editadas entre los ‘60 y los ‘80 valían hasta dos mil dólares en los circuitos de librerías de usados, tan raros eran, hasta que se recopilaron recientemente en The Throne of the Third Heaven of the Nations Millenium General Assembly: Poems Collected and New. Desde 1983, cuando publicó su primera novela Angels –la historia de un ex convicto que se encuentra en un micro con una madre soltera alcohólica–, el rumor fue creciendo: Johnson, que no da notas nunca y vive como un recluso en Idaho con su familia, es más que un héroe de culto. Es un escritor genial. Y aquí, ni noticias. Tres de sus libros están traducidos al castellano, pero sólo se consiguen en España: Angeles derrotados (1983), El nombre del mundo (2001) y la colección de cuentos Hijo de Jesús (1992), narrados por un alcohólico y heroinómano en recuperación, un viaje aterrador al abismo de las reuniones de ex adictos, jeringas y noches blancas. Pero hay más de Johnson, todo increíblemente bueno. Su segunda novela Fiskadoro (1985), ambientada en una Florida futurista después del holocausto nuclear con referencias a rituales vudú, rocanrol, y la guerra de Vietnam. La estremecedora Resuscitacion of a hanged man, con un detective suicida llamado Leonard English, que trata de recuperar su vida en un pueblo chico y se enamora de una lesbiana. O la impresionante y larga Already Dead, una novela subtitulada “Gótico Californiano” que convierte al soleado estado en un asfixiante mundo de nieblas, dealers, brujas poseídas por espíritus demoníacos, infidelidades y el más allá, en un estilo hipnótico que recuerda a las pesadillas cinemáticas de David Lynch (y provoca la misma adicción). Johnson conjura a la Norteamérica de los huérfanos y perdidos en las rutas, de los que despertaron del sueño lisérgico de los ‘60, de los perdedores irredentos y los torturados con una empatía que casi los hace palpables y por eso universales. Un perfecto ejemplo de esa mirada es su colección de ensayos Seek: Reports From the Edges of America and Beyond, once ensayos periodísticos escritos durante un período de veinte años que investigan la identidad norteamericana a través de crónicas sobre puestos fronterizos en Alaska, ciclistas cristianos de Texas, milicias de derecha y hasta viajes a Somalía. Influenciado por Raymond Carver y Jack Kerouac, pero con una voz muy propia, límpida pero oscura, insomne pero bella. Queremos a Denis traducido o importado, como sea, y lo queremos ya.

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