jueves, diciembre 16, 2004

NEAL CASSADY

A decir verdad, no fueron ni la primera parte de su autobiografía, 'El primer tercio), ni la copiosa correspondencia que mantuviera con Allen Ginsberg y Jack Kerouac -que, al constituir sus únicas publicaciones, suelen ser editados en un mismo volumen-, las que otorgaron a Neal Cassady un lugar privilegiado en el parnaso de la literatura heterodoxa. Fue su vida, que no su obra, la que le convirtió en prototipo del beat por excelencia. Así, mientras Ginsberg le dedicaba algunos de sus más célebres poemas -"Aullido", "El automóvil verde"-, Kerouac se inspiraba en él para crear a su Dean Moriarty de 'En la carretera' y a su Cody Pomeray de 'Ángeles de desolación', 'Los vagabundos del Dharma' y 'Big Sur'. Como se ve, pese a la parquedad de su bibliografía, méritos no le faltan a Cassady para formar entre la plana mayor de los heterodoxos y alucinados. Hijo de un barbero, alcohólico empedernido, Neal nació en el Denver en 1942. "Entre los cientos de criaturas aisladas que recorrían las calles de la parte baja de Denver, no había ni una sola tan joven como yo. Entre aquellos hombres tristes que se habían entregado, cada uno de ellos por sus propias razones, a la tarea de concluir sus días como miserables borrachos, sólo yo, como copartícipe de su forma de vida, representaba la única réplica de su propia infancia, a la que podían volver a diario la vista". Apunta el mismo Neal sobre su infancia en el comienzo de 'El primer tercio'. Antiguo amante de Ginsberg, lector de Schopenhauer y de Nietzsche en los muchos reformatorios a los que le lleva su actividad delictiva -"Robé mi primer automóvil a los catorce años"-, en 1946, cuando Hal Chase presentó a Neal Cassady a Jack Kerouac, el escritor vio en el joven delincuente "a un héroe barbado del viejo Oeste (...), un estallido salvaje y afirmativo de pura alegría americana". El resto sería pisar el acelerador. No en vano, su leyenda dice que Cassady ha robado más de 500 coches y que sólo ha sido detenido por ello en un par de ocasiones. Un año después, los dos amigos iniciarán el primero de los viajes que inspirarán 'En la carretera'. Mientras tanto, Kerouac se instala en casa de los Cassady, se hace amante de su mujer -Carolyn- con el consentimiento de Neal, e incluso hay quien dice que imita la prosa de Cassady puesto a escribir 'En la carretera'. No en vano, Kerouac nunca escatimó elogios para la escritura de su amigo, la que calificaba de "rápida, perfecta, sin correcciones ni dudas". Cassady, que abre los coches con la misma facilidad que descubre los entresijos de la obra de Proust, es quien acompaña a Kerouac en sus más celebres fotos. Pese a que mientras los beats le adoran, no ha escrito más que cartas -bien es verdad que algunas de más de 40.000 palabras. De él devendría su más decidida entrega a la creación literaria. Con una existencia como la suya, nada mejor que contar que su propia experiencia. 'El primer tercio' -obra póstuma, publicada en 1971, tres años después de la muerte de su autor- alude en su título al primer tercio de la vida del artista, sus primeros treinta años, siempre con un único norte de guía: "la visión definitiva". Muchos han querido ver en dicha imagen eso que William Burroughs llama "el fije definitivo". Fuera como fuese, el segundo y el tercer tercio nunca llegarían a escribirse: Neal moriría en México en 1968, cuatro días después de haber cumplido 44 años. Parece ser que cae junto a las vías de ferrocarril en San Francisco de Allende. Está borracho. Tom Wolfe acaricia la idea de que el óbito le sobreviniera tras la mezcla de alcohol y barbitúricos.


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