viernes, agosto 07, 2015

Kerouac y la generación beat de Jean Fracois-Duval




La generación beat y sus santones, la visión insatisfecha de la realidad que este grupo de escritores que través de la búsqueda de la transformación personal lograron transformar irremediablemente la sociedad occidental a través de nuestro orientalismo, nuestra santificación del aturdimiento, nuestra heroización del viaje, nuestro entusiasmo y nuestra decepción final, la esquizofrenia de nuestras sociedades fue una visión atrapada por la prosa y la visión de Jack Kerouac (1922-1969), aparecen a lo largo de las páginas del libro del libro “Kerouac y la generación beat” del escritor y periodista suizo Jean Francois Duval, especialista en la generación Beat y quién a través de varias entrevistas con personas muy cercanas al escritor norteamericano logra reconstruir una de las figuras emblemáticas de la generación beat, esa generación de escritores nacidos en los años veinte y que serían los herederos directos del triunfo norteamericano en la segunda guerra mundial y del sueño americano.

“Kerouac y la generación beat” inicia con una introducción que Duval ha titulado “El runnig Proust” en el que el autor nos habla sobre los antecedentes familiares franco-canadienses del escritor nacido en Massachusets en el seno de una familia emigrada de Canadá y lo compara con Proust, una de los primeros ídolos literarios de los que Keroauc tuvo conciencia. Además en esta introducción el autor plantea la interesante teoría de que el éxito de los beatniks se daría en el marco de un cambio generacional pues los beatniks son en realidad hijos de la primera guerra mundial y de la crisis mundial de 1929 (hay que recordar que Burroughs nació en 1914, que Neal Cassady y Allen Ginsbergh nacieron en 1926, Kerouac habpia nacido en 1922) y que sus lectores que los hicieron famosos son más jóvenes que ellos, pertenecientes a la llamada generación “Baby boom”, que se identificarían con su visión vagabunda e insatisfecha del mundo, que chocaba con una sociedad profundamente conservadora. Sobre este choque cultural el mismo Kerouac se burlaría en un pasaje de Big Sur cuando nos dice:

“A lo largo y anche de los Estados Unidos, los colegiales y universitarios se imaginan que Jack Duluoz tiene veintiséis años y continúa en la carretera, haciendo autostop; pero estoy aquí, a mis cuarenta años, o casi, extenuado y abrumado de aburrimiento, en la litera de un coche cama, bordeando el Gran Lago Salado a toda maquina.”

Debeos recordar que la novela lanzaría a la fama a Jack Kerouac, “On the Road” fue escrita entre loss años de 1948 y 1951, cuando el autor tenía 26 años, pero tendría que recorrer un largo periplo, en el que además abundan los mitos y las mentiras, para ser publicada en 1957 por la editorial Viking después de varios rechazos en varias editoriales de los Estado Unidos.

A partir de esa introducción en la que Duval hace un análisis sobre el momento que vivía la cultura norteamericana cuando los beatniks irrumpieron en el mundo literario norteamericano, el periodista nos presenta una sucesión de entrevistas literalmente transcritas con Allen Ginsgberg -autor de El aullido-, Carolyn Cassady -la mujer de Cassady, el protohéroe de la generación beat-, Joycey Johnson -novia de Kerouac durante dos años-, Timothy Leary -el apóstol del LSD-, Anne Waldman -autora beat- y Ken Kesey -autor deAlguien voló sobre el nido del cuco, y promotor de la aventura de “Further” (“Más allá”), el nombre del autobús psicodélico que recorrió los EEUU ofreciendo los “Free Kool Acid Tests” a quien quisiera probarlo. Uno de los aportes más interesantes del libro de Duval estriba en la posibilidad de entrar a la intimidad de Kerouac: su relación de amor-admiración-celos con Neal Cassady, personaje central de la mitología beat a pasar a la inmortalidad gracias al nombre de Dean Moriarty, como lo bautizaría Kerouac en “On the Road”.

Duval va desmenuzando la tímida personalidad del escritor, su apego extremo a su madre, con quien regresaría a vivir durante los últimos años de su vida en la Florida, su ambigüedad sexual, su incapacidad para manejar el éxito y la fama que alcanzaría tras la publicación de “On the Road!.

Las entrevistas nos van permitiendo completar piezas al rompecabezas que representa la personalidad autodestructiva e intensa de Kerouac. Su enorme capacidad de trabajo le permitió escribir varios libros en muy poco tiempo, pero lo experimental y lo libre de su trabajo no era bien recibido por la mayoría de los editores de su momento quienes veían a los beatniks como un grupo peligroso para la conservadora sociedad norteamericana de su momento., No hay que olvidar que algunos de los miembros del grupo, como Allen Ginsbergh, fueron investigados por el propio FBI al ser considerado cercano políticamente con el comunismo internacional. Claro, hay que entender la paranoica forma de pensar de los burócratas norteamericanos que consideraba (consideran) cualquier forma de pensamiento heterodoxo como un extravío peligros que se debía combatir, o por lo menos, vigilar.

La entrevista con Ginsbarg abre el libro y nos permite conocer los inicios del grupo, la forma en que se conocieron en Nueva York, sus primeras correrías y parte de las aventuras y correrías que darían pie a “On the Road”. La siguiente entrevista con Carolyn Cassady, la esposa culta e intelectual de Neal de la que Jack se enamoraría profundamente, nos permite conocer el trasfondo de la amistad entre los dos. Neal era un ángel terrible y amoroso del que todo el mundo caía enamorado. Jack no fue la excepción, pues Neal representaba todo lo que él no podía hacer solo. Es esa contradicción en la que Duval encuentra como imán permanente para esa amistad: Neal eaa un aventurero que se había creado a sí mismo a partir de las frías y duras calles de Denver mientras que Jack siempre fue el hijo de mamá, ese que nunca pudo romper los fuertes lazos que lo mantuvieron atrapado en esa enfermiza relación, Neal era capaz de tener a la mujer (o al hombre que quisiera) mientras que Jack era tímido, retraído y mantenía con el sexo una profunda carga de culpa heredada de su educación católica. Carolyn, a quién Neal conoció en Denver, era maestra, había estudiado en la universidad, pintaba y tenía un cierto aire materno que termino por enamorar a Jack. Sin embargo este trío amoroso-amistoso estaría marcado por las idas y venidas de Neal, quién a pesar de la imagen de loco aventurero que se ha construido a lo largo de los años a partir de “On the road” era un padre y marido ejemplar que trabajaba largas jornadas y que no se podía dar el lujo de perder su trabajo, razón por la cual, según Carolyn, tuvo que regresar de inmediato a San Francisco dejando a Jack enfermo en casa de Borroughs tras el primer viaje que hicieron juntos a la Ciudad de México y que da pie a la escena final de la novela.

Las entrevistas que se conjuntan en este libro nos permiten ir acercándonos a diferentes facetas de Kerouac. Por ejemplo la entrevista con Joycey Johnson nos permite ver el momento en el que Jack obtuvo el reconocimiento que tanto había buscado cuando el periodista Gilbert Millstein publicó una elogiosa crítica sobre la novela de Kerouac en The New York Times, lo cual desato un interés mediático sorprendente que no fue recibido por el autor. Johnson nos cuenta que “fue uno de los primeros escritores en recibir esa clase de publicidad masiva (de estrella de rock), precisamente él, el hombre preparado que pudiera haber”. El éxito mediático y de ventas, sin embargo, no representaría el prestigio literario, el respeto del gremio de escritores, al contrario, la novela fue recibida por parte de cierta crítica literaria y académica con reticencias (que aún existen hasta el día de hoy, hay que decirlo) y con burlas que afectaron a la personalidad de Kerouac, quien ya estaba resintiendo el hecho de que las editoriales se negaran una y otra vez a publicar sus obras, mientras que sus amigos se iban abriendo paso en el mu do literario.

Las entrevistas de Duval os permiten ver, en fin, que la personalidad de Kerouac era una personalidad frágil que no pudo asumir el éxito de ventas y la popularidad que eso contrajo. Para Duval es justamente el éxito lo que termino quebrando a este escritor hipersensible, melancólico, que termino destrozado por el alcohol en la casa que compartía con su madre.

El libro de Duval, a pesar de que el periodista parece empeñado varias ocasiones en hacer patente su presencia de entrevistador y que además presenta en algunas entrevistas un espíritu moralino y conservador con respecto al consumo de drogas (se enzarza en una discusión interesante con Ginberg a ese respecto), es sin duda uno de los materiales más interesantes publicado en español para conocer la vida y obra de Keroauc, y por lo tanto de la generación beat, un grupo de escritores, que como decíamos, transformo inevitablemente la concepción del mundo, lo reinterpretó y nos permitió ver más allá de las costuras del sistema político-económico y cultural que se construyó tras la segunda guerra. La obra de Kerouac representa así un mosaico indispensable para las obsesiones y frustraciones de ese nuevo orden mundial que la generación beat combatió desde la palabra, el arte, la creación, la locura, la experimentación, lo que la termino convirtiendo en una de las últimas generaciones de artistas combativos y politizados que influirían directamente en las generaciones siguientes.

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