sábado, febrero 05, 2005

Gramsci y los gramscianos argentinos

La aparición de un libro sobre los gramscianos argentinos cuenta la historia de quienes interpretaron el pensamiento de Antonio Gramsci y lo volcaron en la publicación de dos revistas clave en la cultura de izquierda. Entre ellos se distingue nítidamente José Aricó. El libro relata la integración de estos intelectuales al alfonsinismo de los 80 y cómo esta decisión los dividió.
Antonio Gramsci 1891-1937 ha marcado a fuego a parte de nuestra cultura hasta el día de hoy. Sus libros se conocieron antes en la Argentina que en Inglaterra, Francia, Alemania o Estados Unidos. El investigador argentino Raúl Burgos abordó esa persistente influencia en su tesis doctoral y lo acaba de publicar: Los gramscianos argentinos. Cultura y política en la experiencia de Pasado y Presente (Siglo XXI Argentina). Mientras analiza la herencia de Gramsci, el libro se centra en la figura de José María "Pancho" Aricó (1931-1991) y su grupo intelectual, del que también forma parte Juan Carlos Portantiero. La investigación de Burgos constituye un proyecto demasiado ambicioso para un solo libro. No obstante, aporta abundantes datos, entrevistas e información valiosa. Su hipótesis de fondo —una de las más discutibles— presupone una continuidad ininterrumpida de Pasado y Presente a lo largo de cuatro décadas. La homogeneidad estaría en el vínculo entre cultura y política, pero las opciones ideológicas que separan el nacimiento del final son demasiado disímiles. Para poder defender esa hipótesis, la reconstrucción de Burgos termina excesivamente apegada a la historiografía oficial que los protagonistas construyeron a posteriori sobre sí mismos. Al adoptar ese punto de vista, Burgos toma partido por las justificaciones tardías de Aricó y Portantiero. Ejemplo: cada vez que hace referencia a las posiciones radicalizadas escribe izquierda "revolucionaria" con comillas que desaparecen cuando escribe izquierda democrática.A diferencia de quienes se aferran a títulos y cargos académicos y no pueden esgrimir ideas propias, Aricó, máximo inspirador del grupo, nunca terminó una carrera universitaria. Fue un apasionado militante. Un autodidacta brillante. Un lector voraz. Quizás por esa forma juvenil de vincular la teoría con la pasión política contrariando las normas del campo intelectual construyó un pensamiento propio. La primera difusión latinoamericana de Gramsci comienza con Héctor Pablo Agosti (1911-1984) quien edita las cartas del italiano en 1950 y los Cuadernos de la cárcel entre 1958 y 1962, mucho antes que en el resto del mundo. Con su Echeverría (1951) Agosti inicia la recepción productiva de Gramsci. Distante del revisionismo histórico, rosista-peronista, y del liberalismo antiperonista, Echeverría no glosa al italiano. Allí Agosti utiliza sus categorías para comprender la cultura nacional y "la impotencia política de la burguesía argentina." Interlocutor de Henri Lefebvre, Agosti fue el "padrino" intelectual del joven Portantiero. Aricó, que vivía en Córdoba, se vinculó con él poco después. Ambos fueron alentados por Agosti, director de Cuadernos de Cultura, donde los dos jóvenes comenzaron a escribir. En esa revista comunista, en 1957, Aricó arremetió contra Rodolfo Mondolfo. En 1960 Portantiero hizo lo mismo contra la nueva izquierda. Pero ambos jóvenes se hartaron del stalinismo. Así nació —todavía dentro del PCA— Pasado y Presente, lo que motivó su expulsión. El maestro, en cambio, se quedó a mitad de camino. No se animó a enfrentar a Codovilla y a Ghioldi, los principales dirigentes del PC. En ese gesto Agosti sacrificó lo más sugerente de su brillante reflexión.Pasado y presenteAricó, Portantiero, Oscar del Barco, Héctor Schmucler y otros jóvenes brillantes rompieron normas y jerarquías y fundaron una revista que hará época. Frente al dogmatismo sectario y los prejuicios antiintelectualistas, promovieron la libertad de discusión y el marxismo heterodoxo, dialogando con lo más avanzado de la cultura. Gramsci era el guía, mediado por la revolución cubana, el Che Guevara y la ruptura chino-soviética. De fondo, el refinado marxismo italiano ejercía su seducción.Al abrirse a la nueva izquierda Pasado y Presente marcó un derrotero para la radicalización de varios intelectuales que pasaron de la moderación del PCA a la experiencia de la lucha armada.Uno de los aspectos menos conocidos de Aricó y su grupo es su vinculación con el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), dirigido por el periodista argentino Jorge Ricardo Masetti. El EGP respondía a la dirección política del Che Guevara, quien planeaba regresar a la Argentina. Burgos aporta datos valiosísimos sobre este nexo orgánico. Aunque no figura en el libro, sus compañeros recuerdan que Aricó marchó a entrevistarse personalmente con Masetti. Casi se ahoga al cruzar un río de corriente rápida. Se quedó atado a un árbol y el agua le llegó hasta el pecho.Tras la derrota del EGP, Pasado y Presente realiza un viraje teórico. Comienza a enfatizar la autonomía obrera del consejismo por sobre la guerra revolucionaria. Ese cambio de orientación no fue explicado. Allí emerge al primer plano una constante de este colectivo intelectual.Aunque en líneas generales sigue al pie de la letra la interpretación oficial del grupo de Aricó, en un pasaje puntual Burgos toma distancia. Cuestiona la ausencia de autocrítica en Pasado y Presente entre el cuarto editorial, donde se apoya la insurgencia, y el predominio posterior del obrerismo clásico. Se puede sospechar que fue algo circunstancial. Sin embargo, refiriéndose más adelante al apoyo a Alfonsín de los 80, Burgos llega a otra conclusión. Allí describe las mutaciones y virajes políticos del grupo caracterizados por un modo "autocomplaciente que consiste en criticar posiciones asumidas como si no hubiesen sido propias, sin mencionar la responsabilidad por las mismas". La falta de autocrítica tras cada mutación, el ir saltando de posición en posición (según la onda del momento), sin la necesaria explicación intermedia, no quedó limitada al cuarto editorial. Fue un modo de trabajo de mayor alcance. La Rosa BlindadaEn la tesis doctoral de Burgos no figura ni es citada la otra gran revista de los 60: La Rosa Blindada, dirigida por José Luis Mangieri. No es mencionada ni una sola vez en las 430 páginas. La Rosa Blindada —también expulsada del PC— editó en la Argentina libros de Gramsci y textos sobre su obra. Además, Aricó colaboró estrechamente con Mangieri y llegó a prepararle varios volúmenes de esa editorial y de ediciones Del Siglo. Todo esto, Burgos, centrado en Aricó no lo menciona. No obstante, sin La Rosa Blindada, no se puede comprender a fondo el contexto de Pasado y Presente.Esta omisión inexplicable se complementa con otras, como las investigaciones del CICSO (Centro de Investigaciones en Ciencias Sociales) que utilizaban a Gramsci desde un ángulo distinto al de Portantiero y Aricó. Tampoco aparecen textos producidos en la Argentina donde se estudia a Gramsci, a Pasado y Presente o a la obra de Aricó desde una perspectiva distinta a la historiografía oficial del Club de Cultura Socialista. El último de sus primeros nueve números sale en septiembre de 1965. Con la crisis de la revista se consolida la decisión de no formar una agrupación política (como intentó Portantiero con Vanguardia Revolucionaria-VR). Comienza la búsqueda de su propio perfil, a mitad de camino entre la política y la cultura. El grupo termina como proveedor de ideología, portador de ideas sin sujeto, consejero a la distancia y como una corriente organizada de opinión. Quizás gran parte de los sinsabores, equívocos y amarguras que este segmento intelectual fue padeciendo en sus sucesivas —heteróclitas y hasta encontradas— apuestas políticas tengan que ver con ese deambular en busca de un escurridizo sujeto político. Aunque esos disgustos fueron muchos, el mayor de todos se debió a los tropezones del gobierno de Raúl Alfonsín que ellos fielmente acompañaron.Las editoriales de AricóEl aplastamiento que impuso la dictadura de Onganía no aplacó la voluntad de Aricó. Así fundó primero EUDECOR (Editorial Universitaria de Córdoba) y luego GARFIO (nombre irónico sobre las ediciones piratas). De allí en más, desde marzo de 1968, nacen los legendarios "Cuadernos de Pasado y Presente". Su aporte más perdurable. Se publicaron 98 títulos marxistas, heterodoxos y radicales. Más tarde, nacen la editorial Signos y luego Siglo XXI Argentina. En esta última aparecerá una edición crítica en ocho volúmenes de El Capital de Marx que supera cualquier otra edición. Allí Aricó dirigió la Biblioteca del pensamiento socialista.Uno de los mejores tramos de Burgos está centrado en el debate entre Cátedras nacional-peronistas y Cátedras marxistas. En ese marco de radicalización, Aricó y Portantiero se vinculan con Montoneros y las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias). Con Cámpora, regresa la revista Pasado y Presente. Apoya el consejismo de Gramsci y a Montoneros. Y vino la represión, el golpe de 1976 y el genocidio. Aricó se exilia en México, donde produce dos excelentes estudios: una extensa introducción a Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano (junio de 1978) y Marx y América Latina (marzo de 1980). Estas relecturas seguían inspirándose en la heterodoxia del marxismo. Aricó recupera a Mariátegui, el principal marxista de América latina anterior a Guevara, leyéndolo en paralelo con Gramsci. En el caso de Marx, indaga sobre los obstáculos que le impidieron comprender mejor a Bolívar y a la historia latinoamericana, a pesar de haber roto con el europeísmo. Ambos textos son imprescindibles. Por esos años, la izquierda en México recibe el impacto de la izquierda moderada europea, en crisis por sus frustraciones electorales. En el grupo de Aricó y Portantiero comienza a ganar terreno el rechazo de toda opción radical y el distanciamiento de la otrora admirada Cuba. Aunque Burgos se permite algunas pocas observaciones críticas, su investigación se mimetiza con su objeto de estudio y termina siendo condescendiente con este viraje político. Al tratar de rechazar las impugnaciones que Pablo González Casanova, Atilio Borón, James Petras, Agustín Cueva y otros cientistas sociales realizaron frente a esa mutación política, Burgos intenta amalgamar procesos muy distintos. Por ejemplo, asimila la reevaluación sobre Marx y Mariátegui con la conversión socialdemócrata. Como si de esos libros de Aricó —muy originales— se dedujera el apoyo entusiasta a Felipe González o Raúl Alfonsín. Malvinas y AlfonsínLa reflexión teórica de alto vuelto sobre Marx y Mariátegui no tuvo equivalencia a la hora de las cuestiones políticas más mundanas.Así lo corroboró León Rozitchner en su libro Las Malvinas: de la guerra "sucia" a la guerra "limpia" (Caracas, 1982) donde crítica sin piedad el fervor con que el grupo de Aricó y Portantiero apoyó desde México la guerra de Malvinas. Años más tarde, en Punto de vista (Nø28, 1986), Emilio de Ipola reconoció que la crítica de Rozitchner era justa. Rozitchner escribió: "Un intelectual tendría que dar cuenta de sus tránsitos y sus desvíos, para que comprendamos sus nuevas propuestas". Aunque Burgos termina cediendo a la historia oficial del grupo, no deja de reconocer esa crítica.Burgos trata de defender esa nueva moderación política postulando un supuesto descubrimiento teórico: la "cuestión democrática". El grupo de Pasado y Presente construyó relatos legitimantes desconociendo debilidades estructurales de nuestra democracia (retirada ordenada de los dictadores derrotados en Malvinas, instituciones políticas subordinadas a la lógica neoliberal, acuerdo entre los viejos partidos tradicionales y los militares para garantizar la impunidad, etcétera). Convertido en Club de Cultura Socialista postuló un supuesto "pacto democrático" (basado en el puro consenso y en el "contrato") que encubría la imposición del modelo neoliberal. Gran parte de las falencias estructurales de nuestro régimen institucional —repudiadas en el popular "que se vayan todos"— son hijas no deseadas de esa gestación.Pero el Club de Cultura miró para otro lado. Se empecinó en apoyar aún más a Alfonsín, formando parte del "grupo Esmeralda" de consejeros presidenciales. Incluso avalaron las leyes de Obediencia debida y Punto final que garantizaron la impunidad. Algunos miembros del Club terminaron decretando, a espaldas de sus producciones juveniles, el supuesto "declive" de Antonio Gramsci...Catorce años después de la muerte de Aricó, es necesario hacer un balance. El libro de Burgos puede ayudar, aunque quizás sea demasiado apologético. La distancia permite un beneficio de inventario con aquel Aricó de la vejez que archivó la rebeldía juvenil y la originalidad gramsciana en aras de la "gobernabilidad" y los fantasmagóricos "pactos institucionales". Aunque ese Aricó sea hoy olvidable, existen enseñanzas de su juventud que siguen palpitando: su actitud mental y su modo de ubicarse en la política, la cultura y el campo intelectual.Néstor Kohan es autor de La Rosa Blindada, una pasión de los años 60 y De Ingenieros al Che: Ensayos sobre el marxismo argentino y latinoamericano.

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